Se pone de manifiesto a partir de la celebración de l Vaticano II, cuando la iglesia católica se abre a la investigación histórica y exegética.
A partir de ello surgen fundamentalistas como la reacción a la apertura que se produce dentro del catolicismo.
Los postulados triunfalistas de poder indiscutible que habían notado característica del catolicismo tridentino, dan paso a la humildad y al espíritu de servicio; la Iglesia-institución deja paso a la Iglesia-pueblo de Dios, con lo que una buena parte de esta Iglesia ve peligrar sus señas de identidad. Algunos han dado lugar a un integrismo intransigente y beligerante.
Como parte precursora de esa corriente, aunque sin que aún sea utilizado el término, puede considerarse como fundamentalismo el movimiento integrista político-religioso que surgió en España a finales del siglo XIX entre pensadores católicos. Los integristas afirmaban que su españolidad provenía de la voluntad divina, rechazando el liberalismo desde postulados políticos-religiosos.
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